¡Ah, sí, ha llegado la cuchara de oro!

“¡Quiero poder luchar por una gran propiedad, no solo por esas pequeñas guarniciones! ¡Permítanme aumentar la tensión entre padres e hijos! Hermano, estoy pidiendo un ascenso».
Y así, terminó mi miserable vida como la ‘cuchara de tierra’ número uno de Corea.
Segunda ronda, ¡y estoy de vuelta como la hija de un chaebol!
Además, también soy la heredera de la familia Sergio, que ha obtenido el control total del sur.
Aunque hay algunas desventajas de ser hermana de un villano, al final, ¿importa?
Después de todo, ¡todavía estoy destinada a heredar la familia al final del día!
Pero las cosas empeoran, y mi objetivo en la vida de llegar a la cima se ve comprometido por mi hermanita que apuñala por la espalda.
Quedan dos semanas hasta que mi padre regrese.
Durante ese tiempo, de alguna manera debe traer de vuelta al mejor novio del imperio.
Y así empezó la busqueda de novio.
Si eres joven, capaz y guapo, ¡incluso mejor!
Aunque tomará un poco de tiempo… lo que sea.
De todos modos, es un matrimonio por contrato, por lo que no hay forma de confirmar realmente todos esos atributos.
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Adelaide lo mira con resentimiento, sin lamerse los labios. Puede que haya sido vergonzoso estar frente al Comandante de los Caballeros con forma de estatua, pero ella ya aprendió desde lo más profundo de sus huesos que este hombre también es una bestia.
«Ah… eso es todo».
Killian se acercó a ella con una sonrisa encantadora y la encerró en sus brazos. Una voz susurró contra el hombro y en su oído.
«Nunca dijiste que tenías un problema con esto».