El emperador Carlos Afforny sufre una terrible maldición que le hace oler un hedor fétido de todo y de todos en todo momento. En un intento desesperado por romper la maldición cada vez peor, convoca a Ersala, la aprendiz de la Gran Bruja, al palacio imperial. Sin embargo, al carecer de experiencia, no logra levantar por completo la maldición que hace que el hedor desaparezca para el emperador, pero sólo cuando Ersala está cerca. Además, como Ersala puede usar magia sólo una vez al año, parece que está atada al emperador, casi literalmente, hasta que pueda intentar levantar la maldición nuevamente.